La situación interna de las Provincias Unidas no era buena. La guerra civil entre el
Directorio y las fuerzas federales del Litoral continuaba. El ejército del Norte se autogobernaba, apoyado por los pueblos del noroeste. En Cuyo, San Martín había asumido como gobernador intendente en 1814 y había comenzado a organizar el Ejército de los Andes.
Alvear, nombrado director supremo, reforzó las medidas contra sus opositores, lo que llevó a que el ejército se sublevara en Fontezuelas. Alvear se vio obligado a renunciar, y en su reemplazo asumió como director provisorio Álvarez Thomas. La Asamblea fue disuelta.
En este contexto se convocó a un Congreso en San Miguel de Tucumán con el fin de designar un director supremo y declarar la independencia. A él concurrieron representantes de la mayoría de las provincias, incluidas algunas del Alto Perú pero no las que integraban la Liga de los Pueblos Libres y estaban bajo la influencia de Artigas (Banda Oriental, Corrientes, Misiones, Entre Ríos, Santa Fe)
El congreso designó a Pueyrredón como director supremo y, el 9 de julio de 1816, se declaró la independencia de las Provincias Unidas de Sudamérica.
En el Congreso se debatieron dos formas de gobierno: la republicana y la monarquía constitucional. Entre los defensores de la monarquía constitucional, siguiendo el modelo inglés, se hallaban Belgrano y San Martín, quienes sostenían que de ese modo se abstendría un rápido reconocimiento de parte de las potencias europeas, que tras derrotar a Napoleón promovían la restauración del poder de los reyes. El General San Martín pensaba que para la organización del país convenía establecer una monarquía constitucional, ofreciéndole el trono a algún príncipe europeo que tuviera lazos de parentesco con la familia real española.
Manuel Belgrano era partidario de coronar a un descendiente de los Incas para reafirmar la independencia y obtener el apoyo de los pueblos originarios. El debate fue suspendido y el Congreso se trasladó en enero de 1817 a Buenos Aires. Allí se creó una comisión redactora de la Constitución y se dicto el reglamento provisorio que reconocía los derechos de los ciudadanos, declaraba como religión oficial al catolicismo y establecía las atribuciones de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial.
Europa.
En 1815 representantes de los países que habían vencido a Napoleón se reunieron en un congreso en la capital de Austria para delinear un nuevo equilibrio europeo. En este Congreso de Viena las potencias acordaron el restablecimiento de las antiguas monarquías, desplazadas por la Revolución Francesa. Las potencias continentales (Prusia, Austria, Rusia, Francia) además formaron la llamada Santa Alianza, que se proponía actuar de manera conjunta para sostener a estos monarcas, considerados legítimos, frente a cualquier amenaza revolucionaria.
Al mismo tiempo, establecieron nuevas fronteras en Europa continental a fin de equilibrar fuerzas e impedir que alguna potencia predominase sobre las demás. De este modo, las potencias continentales buscaban reducir el peligro de conflictos territoriales entre ellas. A Gran Bretaña, este nuevo equilibrio europeo le permitía mantener su preponderancia en el comercio internacional y consolidar si posición de exportadora industrial. Los acuerdos alcanzados en el Congreso de Viena, sin embargo, eran precarios y muy rápidamente la coalición comenzó a resquebrajarse.
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